"Viene Nieve" en Cali Teatro-

Estoy presente, observo una pantalla blanca, me pregunto de qué se trata. Veo a un hombre que se sienta en una zona oscura, de espaldas o mejor en diagonal. Lo reconozco. Aparece una mujer vestida de blanco, la reconozco, se funde en una proyección, los trazos de una calle. Su cuerpo se mimetiza con el escenario y la atmósfera sonora me introduce lentamente en una pulsación urbana-humana, en el ritmo de un cuerpo presente también, pero que no hace sino que se deja hacer.

La entrevista. Ella habla con ella. Una pregunta, la otra responde, piensa, vacila. Una intenta penetrar y la otra bucea en su interior; intenta reflexionar una experiencia, un proceso, que siempre es o implica para el actor, un viaje interior.

El viaje comienza, una ficción paralela de otro y de ella misma que se encuentra en el borde, al filo de su propia nada. El quiebre, una hemorragia interior.

La primera caída. Otro paralelo (las placas), un motivo para ilustrar los laberintos del pensamiento, de nuestra ficción personal que necesita urdir tramas y crear complots.

Encuentre una relación, siga una pista, luego otra y otra, haga su propia serie, hasta saberse absurdo de tanto asociar cosas. Voluntad de coleccionista o astrólogo. Ella, su vestido-casa-prisión-pantalla-paracaídas-extensión. Nudos y cuerdas (difíciles) para mutar y camuflar su identidad femenina, porque sí, eso de ser mujer….Como tan raro a veces. Golpes, sonido, acompañamiento. Un ambiente necesario en la puesta, que por momentos se vuelve repetitiva, mucho énfasis (claro, se trata de ella misma), pero también se pone intrincado el viaje, por el recurso visual allí tan vivo y constante.

No te permite olvidar que asistís a un evento, a una exposición. La magia. Un bosque de nervios, vestidos y máscaras virtuales, fragmentos de un cuerpo manipulado, intervenido y revelado. Asisto a un encuentro, el de W. con su multiplicidad y su miedo, la cueva helada del yo afirmado y negado al tiempo. Asisto y encuentro la voz de un autor, de sus obsesiones y experimentos. Soy espectador de un evento público y personal en el que la mirada se mantiene conectada con la escena, aunque la mente viaje a través del discurso, aunque el espíritu persiga a la razón esquiva y se apoye seguro en la intuición, a veces más firme.

Ana Carolina Arcila Valencia

Viene Nieve


Sinopsis
"La primera caída" es el nombre que da el historiador británico Arnold Toynbee al momento en que una civilización fracasa por primea vez. Este fracaso consiste en no lograr una respuesta creativa al reto que le plantea su entorno. De la manera como la civilización afronte su primer tropiezo dependerá su superviviencia.

Las placas o tejas Toynbee son unas láminas insertas por un autor desconocido en el asfalto de numerosas ciudades estadounidenses y tres capitales latinoamericanas. La leyenda en estas placas es siempre la misma y contiene un mensaje críptico que no ha sido descifrado todavía. En el se liga a Toynbee con la película de Stanley Kubrick y con la resurreción de seres humanos en Júpiter. El misterio ha ido creciendo desde su aparación a mediados de la década del 80 y cada día aumentan los investigadores de este fenómeno.


Hay alguien, una persona, que realiza una actividad cotidiana, que no supone ningún peligro para ella y que de repente, sin una causa visible, sufre un ataque de adrenalina. El miedo le da un puñetazo en el diafragma y ese alguien, sin aliento, se detiene en seco, observa su entorno que no ha cambiado, que sigue siendo el mismo pero él, yerto, entumecido sin comprender nada, adivina que algo se ha quebrado en su conciencia.Siente como si una grieta insondable hubiera abierto en dos el flujo del tiempo, de su tiempo, y él hubiera resbalado adentro, a un paraje yermo e inabarcable, donde no se ve nada, donde sólo hay nieve, alrededor, nieve de un blanco inextinguible. Este alguien ha sufrido aquello que llamaremos, parafraseando a Toynbee, su primera caída.

Criticas Especializadas

Ariel Cusnir- Artista Plástico

Existe un espectador ideal ?

Cuando se plantean los límites de una obra aparece esta figura fantasmal…

Como sería este espectador que se sentará a ver ??

Desde la fantasía del teatro lleno, a la del iluminado que llora y aplaude todos los fantasmas se sientan a ver la obra. Aún en las cabezas de quienes preparan el ensayo, desde las sombras sabemos todos, ahí está. Sin embargo no todas las obras se preocupan especialmente por este singular.

Hay un nodo que se repite con insistencia: LA PRIMERA CAÍDA. el cruce es de la civilización hacia el ser individual, aquel ser que puede sufrir un golpe inesperado. El encuentro de una placa Toynbee o la experiencia de ver la obra parecen tener algo en común, la conciencia del encuentro casi fortuito con este espectador desprevenido pero sensible que se deja seducir por una trama más llena de asociaciones que de narrativa, a través de recuerdos, sensaciones y la esencia hipnótica de la imagen.

Que son las placas Toynbee? quizás hayan escuchado hablar sobre ellas quizás no, pero estas placas parecen una trampa tendida para almas sensibles, para aquellos que buscan sentido, o que se sienten permeables a que los sorprendan.

Arrojar así un misterio "real" dentro de una obra parece un señuelo además de una paradoja.

Godard decía que solo es cine aquello que cruza el arte y la realidad. Claro que la pregunta inmediata es: pero cuando estuvieron separados??

La apelación al misterio de las placas Toynbee, es el portal para encontrar juntos al historiador inglés Arnold J. Toynbee, el dramaturgo David Mamet, y el cineasta Stanley Kubrick unidos a través de unos 250 graffitis esparcidos por varios estados de USA y algunas ciudades sudamericanas, especialmente famosos durante los 80`s. En estas placas aparecen incansables versiones de una sola leyenda:

"TOyNBEE IDEA IN KUbricK's 2001 RESURRECT DEAD ON PLANET JUPiTER."

Viene Nieve está conformado por tres partes bien definidas:

Un personaje que desarrolla una suerte de narrativa en el que convergen desde un mito urbano, reflexiones poéticas algo existenciales, movimientos geométricos, femeninos, pequeños desafíos del lenguaje del cuerpo.

Un fondo que se construye en vivo todo el tiempo, vemos como se expande y se deshace ese dibujo que se fabrica todo el tiempo. Es llamativa la articulación del high-tech a una refinada y primitiva utilidad del dibujo. La tecnología perpetrada por un artista. Otra vez el lenguaje parece torcerse y forzarse hacia sus límites. Ese fondo es muchas veces el protagonista en la escena, dándole una estructura más rica y consistente al entramado de la obra.

Y con músico que también trabaja en vivo forman este power trío, como una suerte de "obra en red".

Por momentos también la música parece traída del mundo de la electrónica, pero es solo el resultado minimalista de la ejecución de un instrumento, en este caso de percusión.

Sorprende la selección mínima de recursos, no porque esto no sea algo visto en el teatro en general sino porque esta selección es pertinente, nada sobra. Pero cabe decir que no es esta crudeza el motor ni la estética de la obra, sino que se presiente una depuración de las partes, una ajustada limpieza.

En una escena de un under que nos hastía de vanagloriarse de prescindir, que hace muchas veces de la falta su tema y su imagen, nos encontramos con una obra que se propone riesgos, que elige mostrar sin ostentar de virtuosos ni de tecnológicos.

Viene Nieve es una producción interesante desde su hacer hasta su forma concreta. Una suerte de work in progress permanente sin pretensiones ni especulaciones de vanguardia ni de under.

Martín Férnández Tojo en compañia de Eduardo Pla - Artista Plástico

"Una actriz - bailarina, acompañada por un percusionista en vivo, nos introduce en la historia de unas extrañas inscripciones ubicadas en conocidas esquinas de la ciudad que contienen un mensaje cifrado. Lo interesante de la propuesta es que esta reflexión se hace apoyándose en la tecnología digital que permite dibujar sobre la pantalla ubicada al fondo de la escena y sobre el cuerpo de la protagonista. Este recurso genera una variedad de imágenes en movimiento que presentan gran belleza visual logrando una integración interesante entre el recurso tecnológico y la actriz en vivo, (...),
resulta una opción atractiva en la nutrida cartelera porteña" Ver más..
Josefina Zuain (Artista Visual. Redactora Revista Ramona)

"...es una propuesta en que la performance, la representación, la línea y el cuerpo se intercalan y entrecruzan para formar un todo escénico que nos mantiene alertas. La narración ronda lo cotidiano y lo extraño, sucesión de hechos enigmáticos, contraseñas anónimas, relaciones conceptuales que se materializan en un hermoso cuadro sinóptico... La historia de las placas Toynbee como excusa para hablar de una situación personal, una asfixia, un ataque pánico, quizás... "soy actriz, y, puedo tener o tengo miedos", parece decirnos Wendy Betancourt, luego de que Marcela Rapallo ha pintando su vestuario (diseñado por Raúl Trujillo y que funciona evidentemente como un lienzo antropomorfo y en blanco) evidenciando la presencia de su cuerpo. Lentamente se irán tejiendo los datos que nos permiten comprender y desconfiar de lo que se habla, pero articulando elementos es que logramos construir cierto discurso, que este equipo ha propuesto. La presencia constante y activa de Rodrigo Matta, genera climas sonoros y activa la acción de la escena, dialoga perseverantemente con la actriz a quien entrega sus sonidos y es este el lugar de la real comunicación entre intérpretes..."